martes, 30 de agosto de 2011

BENITO PABLO JUAREZ GARCIA

 

LIC. BENITO PABLO JUÁREZ GACÍA

 

Nació en San Pablo Guelatao, Oaxaca, en 1806. De extracción indígena, habló solamente zapoteco durante gran parte de su niñez. En la ciudad de Oaxaca vivió con su hermana Josefa, quien servía en la casa de don Antonio Maza. Estudió en el Seminario de Santa Cruz, único plantel de secundaria que existía en Oaxaca.
Posteriormente, Juárez estudió Derecho en el Instituto de Ciencias y Artes. Fue regidor del Ayuntamiento de Oaxaca en 1831 y diputado local en 1833. Durante algún tiempo vivió de su profesión defendiendo comunidades indígenas. Al ser derrocado de la presidencia el general Paredes Arrillaga, Juárez resultó electo diputado federal, y le correspondió aprobar el préstamo que Gómez Farías había solicitado a la Iglesia (1847) para financiar la guerra contra Estados Unidos de América.


Como gobernador de su estado natal (1847) procuró el equilibrio económico y ejecutó obras públicas: caminos, reconstrucción del Palacio de Gobierno, fundación de escuelas Normales; levantamiento de una carta geográfica y del plano de la ciudad de Oaxaca; reorganizó la Guardia Nacional y dejó excedentes en el tesoro.

Al volver Santa Anna al poder, muchos liberales, entre ellos Juárez, fueron desterrados. Juárez fue a Nueva Orleans, donde, sin descuidar su actividad política, desempeñó diversos oficios para ganarse la vida. Mientras tanto en México se proclamó el Plan de Ayutla que desconocía a Santa Anna como presidente.
Al caer Santa Anna y llegar Juan Alvarez a la presidencia, nombró a Juárez Ministro de Justicia e Instrucción Pública (1855). Desde este ministerio, expidió La Ley sobre Administración de Justicia y Orgánica de los Tribunales de la Nación, del Distrito y Territorios (Ley Juárez), con la que fueron abolidos los fueros, privilegios que tenían los militares y el clero por encima de otras personas. Nombrado gobernador de Oaxaca, convocó a elecciones; como resultado de ellas, fue reelecto.

Benito Juárez, promulgó en su estado la Constitución de 1857. Se le nombró ministro de Gobernación (1857) y posteriormente fue elegido presidente de la Suprema Corte de Justicia, durante el gobierno del presidente Comonfort. Al desconocer Comonfort la Constitución de 1857, y dar un golpe de Estado, encarceló a diversos ciudadanos, entre ellos Juárez. Este acto de Comonfort desencadenó la Guerra de Reforma.

Al ser liberado (11 de enero de 1858), Benito Juárez, asumió la presidencia en Guanajuato por ministerio de ley. En julio de 1859, con apoyo del grupo liberal, expidió las Leyes de Reforma, que declaraban la independencia del Estado respecto de la Iglesia, la ley sobre matrimonio civil y sobre registro civil; la de panteones y cementerios, y el paso de los bienes de la Iglesia a la nación.

Al concluir la Guerra de Reforma con el triunfo de los liberales, fue electo constitucionalmente para continuar en la Presidencia (15 de junio de 1861). Debido a la intervención francesa, en mayo de 1863 tuvo que dejar la ciudad de México, ejerciendo su gobierno desde diferentes puntos del país. Regresó a la ciudad de México el 15 de julio de 1867, después de que Maximiliano fue juzgado y fusilado.

Por su defensa de las libertades humanas, defensa que sirvió de ejemplo a otros países latinoamericanos, fue proclamado "Benemérito de las Américas".

Al triunfo de la República, Benito Juárez, dijo en un célebre discurso: "Mexicanos: encaminemos ahora todos nuestros esfuerzos a obtener y a consolidar los beneficios de la paz. Bajo sus auspicios, será eficaz la protección de las leyes y de las autoridades para los derechos de todos los habitantes de la República. Que el pueblo y el gobierno respeten los derechos de todos. Entre los individuos, como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz".
"Confiemos en que todos los mexicanos, aleccionados por la prolongada y dolorosa experiencia de las comunidades de la guerra, cooperaremos en el bienestar y la prosperidad de la nación que sólo pueden conseguirse con un inviolable respeto a las leyes, y con la obediencia a las autoridades elegidas por el pueblo".
En octubre de 1867 fue reelecto Presidente de México; se dedicó a organizar la situación económica del país, redujo el ejército, organizó una reforma educativa, ordenó sofocar los alzamientos militares y enfrentó la división de los liberales. Se mostró respetuoso ante la organización de los obreros y artesanos.

En 1871 fue reelecto por última vez como presidente. Murió el 18 de julio de 1872.


EL MODELO DE SUSTITUCIÓN DE IMPORTACIONES (1941-4954)



Desarrollo industrial de México en el marco de la
internacionalización de la economía

Objetivo: conocer los diferentes modelos de intervención estatal que favorecieron al desarrollo industrial y tardío de nuestro país durante y después de la posguerra.

La intervención del estado en La economía mexicana* Modelo de sustitución de importaciones Objetivos y alcances

1940 - 1955 S. bienes de consumo* Alimentos. La agricultura creció a 7.4% y las manufacturas al 6.9% la electricidad y el petróleo al 7% y 6% respectivamente.

1955 - 1967 desarrollo estabilizador* Agricultura 3,2% (tasa menor que el crecimiento de la población) manufacturas 8,1%, electricidad y petróleo 9,5% y 7% en promedio anual respectivamente.


Financiamiento del gasto público 1940 – 1955
Opciones
1 aumento de los impuestos
2 prestamos
3 emision montería tasa media anual (1940-1955) de 17.7%

Etapas:

Primera etapa bienes de consumo, a esta etapa se le conoce como milagro mexicano Segunda etapa bienes intermedios Tercera etapa bienes de capital

Agricultura: debe crecer más que la población
1. Producir para el mercado interno
2. Debe generar excedentes
3. Generar divisas
4. genera crecimiento industrial
5. Transfiere valor a los demás sectores

Modelo de sustitución de importaciones.

Es un periodo de crecimiento el estado fomenta la industrialización a través de la política proteccionista.
> exenciones, subsidios y exoneraciones



> comercio exterior, aranceles elevados
> tipo de cambio favorable a la industria y estable> política fiscal con énfasis en la inflación


El desarrollo estabilizador

EL PROYECTO POSREVOLUCIONARIO, LAS BASES DEL ESTADO MODERNO

Manuel Avila Camacho (1940-1946)
Su gobierno se inicia en un ambiente de malestar provocado por la implantación del la educación socialista, y por la impugnación de las elecciones, calificadas por algunos de fraudulentas. En el ámbito internacional ya se había iniciado la Segunda Guerra Mundial, que en ese año ya prometía ser lo que sería después. En esa coyuntura, la política de unidad nacional aplicada por él era la única factible para conciliar el país.
A pesar del retroceso que significó para los antiguos revolucionarios el gobierno de Avila Camacho, éste hizo obras en beneficio de las mayorías populares; entre ellas, la creación del Seguro Social Mexicano (1943), que provocó fuerte oposición por los grupos patronales. Formado con aportaciones estatales, patronales y de los trabajadores, el Seguro Social ha sido y es una de las instituciones claves para asegurar las condiciones de vida de los trabajadores del país.
Para poner fin a las pugnas intergremiales fundó el Consejo Nacional Obrero y fueron importantes para la protección de los trabajadores la creación de la Nacional Reguladora y Distribuidora, encargada de abastecer a la población con productos de primera necesidad, así como, la congelación de las rentas de casas.
Introdujo medidas para abatir el costo de la vida; control de precios de los artículos básicos y salarios de emergencia.
Durante su gobierno, y a resultas de una nueva legislación agraria, se amplió la extensión de la Parcela Ejidal hasta 6 hectáreas y se prosiguió con el reparto agrario (6 millones de hectáreas). Fueron beneficiadas más de 683,000 hectáreas con obras de irrigación, suma considerable que triplicó la realizada en este rubro durante los años de 1926-1940.
Promulgó una nueva Ley Electoral (1945) que reguló la existencia de los partidos políticos, creó un Consejo del Padrón Electoral y una Comisión de Vigilancia y estableció los requisitos para el registro de los partidos. En materia internacional declaró la guerra a los países del Eje, ligando la suerte del país a las democracias. Toda su política fue de marcada nota civilista.
El presidente Avila Camacho consiguió también logros en el ramo de la educación, muy en especial cuando el escritor Jaime Torres Bodet asumió la titularidad de la Secretaría de Educación Pública (1943-1946). Se desplegó una amplia campaña en contra del analfabetismo (50% de la población) con signos de tarea nacional. Fueron obra de su mandato la creación del Instituto de Cardiología, el Observatorio Astrofísico de Tonanzintla y El Colegio Nacional, institución dedicada a la divulgación del saber científico y humanístico, que quedó en manos de los hombres más destacados de México en ciencia, filosofía, letras y artes.
La tarea para reformar la educación no fue fácil por cuanto el sistema educativo había entrado en crisis desde 1941 por el conflicto que se dio en torno al sentido y alcance de la educación socialista. Separados de la titularidad de la Secretaría de Educación Luis Sánchez Portón y Octavio Véjar Vázquez, en 1944 asume el cargo el escritor Jaime Torres Bodet, antiguo miembro del destacado grupo de escritores conocido como "Los Contemporáneos", quien propuso una política de "educación para la paz, para la democracia y para la justicia social". Gradualmente se llegó al final de su gestión a la reforma del Artículo 3° Constitucional, que puso fin a la educación socialista (diciembre de 1946).
Durante el Gobierno de Manuel Avila Camacho se concedió un nuevo matiz a la Revolución, inclinándose hacia el civilismo. Suprimió el sector militar del Parido de la Revolución Mexicana, partido que desde 1946 se identificó como Partido Revolucionario Institucional (PRI), y que promovió la designación como candidato a la Presidencia al abogado Miguel Alemán. Con Avila Camacho se inicia el proceso de modernización económica de México, luego de la fase de institucionalización de la Revolución.
Inició su gobierno con un programa de industrialización, cuya nota fue una franca apertura al capitalismo internacional. Con él cambia el rumbo respecto a la Revolución, se da una ruptura con los gobiernos anteriores. Estos cambios de estrategia se engloban en lo que el político Antonio Carrillo Flores definió como la "Teoría del péndulo", que la practicarán todos los gobiernos posrevolucionarios, pero sin modificar el edificio político, social y económico creado por Lázaro Cárdenas. Conviene subrayarlo porque perduró, con sus diversas crisis, hasta los años 80 y contribuyó a la creación de la burguesía nacional y las clases medias, a la integración nacional y cultural de México.
En lo económico, se tradujo en un modelo de desarrollo de sustitución de importaciones y en lo político, en un fuerte presidencialismo, apoyado por un partido único identificado con el Estado paternalista, erigido en garante y responsable de la vida de la nación.
El modelo funcionó mientras existió un equilibrio entre la política y la economía. El estado intervino, de manera activa, con grandes inversiones en las áreas de la economía. Creó un mercado interno, protegido con facilidades fiscales y crediticias a la industria nacional; a su vez desarrolló una avanzada política de seguridad social (salud, educación, legislación laboral) y puso en práctica un sistema de subsidios de corte popular para favorecer a las sectores más desprotegidos.
Alemán fue el primer presidente mexicano en hacer una visita oficial a Washington. También recibió en México al presidente estadounidense Harry S. Truman.
Ver video sobre los presidentes de México del periodo posrevolucionario (1929 a 1952).
Archivo Toscano México. Imágenes propiedad de la Fundación Carmen Toscano I.A.P (Sólo CD)
El modelo del régimen de Miguel Alemán siguió funcionando con Adolfo Ruiz Cortines y sobre todo con Adolfo López Mateos (1958 - 1964). Con el primero, aun devaluado el peso, el crecimiento industrial tuvo una tasa promedio de 8%. Con López Mateos los avances fueron significativos, como en el ritmo de crecimiento económico, que mantuvo el Producto Interno Bruto (PIB) al 7% anual.
Fue un gobierno discreto, que no hizo programas ni obras espectaculares, salvo en el terreno de la irrigación donde destaca la Presa Falcón sobre el Río Bravo, un producto internacional entre México y Estados Unidos que favoreció a los dos países (1953). En general se destacó por la austeridad política, de algún modo compensatoria respecto del régimen de Miguel Alemán, que le heredó una grave inflación e impugnaciones acerca de la posible deshonestidad de ciertos sectores del gobierno. El primer mal lo solucionó devaluando el peso, que pasó de 8.50 a 12.50; y el segundo, imponiendo moralidad a su mandato. Así, por ejemplo, fue el primer presidente en hacer su declaración de bienes al inicio de su gestión presidencial.
Expropió los latifundios extranjeros de Cananea (Sonora) y otros más de Coahuila y Chihuahua. Puso en práctica un Programa de Progreso Marítimo ("Marcha al mar"), con el mejoramiento de 70 puertos. Fomentó fuentes de trabajo y consiguió un aumento de la producción industrial de un promedio anual de 8%.
Duplicó durante su administración la red de camiones federales y estatales y se instalaron nuevas refinerías. No obstante los buenos resultados de la política económica, creció la emigración de trabajadores mexicanos a Estados Unidos. Por otra parte, fue importante la labor desarrollada en el Distrito Federal por Ernesto P. Uruchurtu, Jefe del Departamento de 1952 a 1958.
En el orden político, concedió el voto a la mujer (1953). Su labor educativa fue limitada y sus esfuerzos se dirigieron hacia los estados, donde trató de reactivar las Misiones Culturales y crear Centros Tecnológicos Regionales. A pesar de las campañas de alfabetización, emprendidas por Jaime Torres Bodet en 1944, no se había logrado abatir el analfabetismo, que representó todavía un 42%.
En el período de Ruiz Cortines se suscitan importantes movimientos gremiales y sociales (electricistas, telefonistas, telegrafistas y maestros).  
Adolfo López Mateos (1958-1964)
Los avances del gobierno de López Mateos fueron muy significativos. Nacionalizó los recursos eléctricos y amplió la legislación obrera con la puesta en funcionamiento de la participación de los trabajadores en las utilidades (ganancias) de las empresas, como parte del artículo 123 de la Constitución. Extendió los beneficios del Seguro Social a las fuerzas armadas y a los cañeros y redujo considerablemente el saldo de la balanza comercial. El crecimiento del PIB (Producto Interno Bruto) fue, en promedio anual, del 7%.
López Mateos dio importancia prioritaria a la educación que había entrado en crisis en el sexenio anterior. Redactó un Plan de once años para planear el rubro de acuerdo con las necesidades y características de la población en constante crecimiento. Se construyeron durante su administración 23,284 nuevas aulas y creó la Comisión Nacional de los Libros de Texto Gratuitos (1959).
Para castellanizar a la población escolar indígena entró en funcionamiento el servicio de promotores culturales, se puso en marcha el reparto de desayunos escolares mediante la creación del Instituto Nacional de Protección a la Infancia (1961), y se extendió muy especialmente la educación a los sectores rurales, enfocada hacia el trabajo práctico. Se crearon el Centro de Capacitación para el Trabajo Rural y el Consejo Nacional de Fomento de los Recursos Humanos para la Industria. Se fomentó el desarrollo de universidades en los estados y en la capital, y la construcción de museos, como el Nacional de Antropología, que recapitulaban las principales etapas históricas de México.
La labor desplegada por Jaime Torres Bodet, como secretario de la Secretaría de Educación Pública, se tradujo en un descenso del analfabetismo hasta llegar al 28.91% respecto de la población total del país; cifra de abatimiento aparentemente modesta, pero considerable si se la compara, por ejemplo, con la que privaba en 1950: 43.48%.
Puso énfasis en la administración pública, en la relación entre el gobierno y las empresas descentralizadas, en el control de los contratos de obras públicas. La Compañía Nacional de Subsistencias Populares (CONASUPO) se transformó en un organismo público descentralizado. Promulgó la Ley General de Bienes Nacionales y por primera vez en la historia los ingresos y gastos de las principales empresas estatales y descentralizadas fueron incluidas en el presupuesto de Egresos de la Federación. Modificó el Impuesto sobre la Renta para gravar los ingresos globales de las personas físicas y morales. Impulsó los sectores agropecuario (aumentó el valor de las cosechas, sobre todo de trigos enanos) e industrial (eléctrica y minería).

Villa Olímpica, Ciudad de México, 1968

Para crear fuentes de empleos, se autorizó la libre adquisición de maquinaria y materias primas, indispensables para la exportación de los artículos fabricados. En los años 1965-1970, el 75% de la inversión federal se destinó a la industrialización e infraestructura económica; el 23,5% al bienestar social y el 1.5% a defensa y administración. La tasa media de incremento anual del PIB fue de 7%. Díaz Ordaz estableció por primera vez los salarios mínimos profesionales.
Díaz Ordaz dio vigencia también a una nueva legislación laboral: La Ley Federal del Trabajo. En el rubro de la educación su labor se vio disminuida por el explosivo crecimiento demográfico, Así y todo al final de su gobierno existían 21,400 centros de alfabetización y 1,163 teleaulas, novedad de su régimen. Su gobierno se vio perturbado por la huelga de los médicos residentes del Hospital "20 de Noviembre" (1964), por demandas de tipo económico. El movimiento fue apoyado por 66 instituciones de salud de la capital y por los estudiantes de medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México y el Instituto Politécnico Nacional.
En 1968, a raíz de otros hechos, surgirían conflictos estudiantiles previos a la realización de las Olimpiadas que ese año se organizarían con gran éxito en el país. Coincidente con lo que ocurría en otros lugares del mundo, se generó un movimiento universitario que, no sin un costo significativo en represión, marcó las pautas para un cambio gradual, de serias repercusiones políticas para el Gobierno, que iniciaría un cambio en las relaciones que desde los años 70 se ha observado entre el Estado y la sociedad mexicanos.



Desde un punto de vista cultural, se abriría entonces otra etapa para el país, especialmente para los jóvenes de la propia generación del 68, pero también para los de las siguientes generaciones. Apertura ideológica –a menudo en conflicto con la autoridad presidencial-, interés crítico, creatividad, proliferaron muy marcadamente durante los años siguientes y todavía hoy se percibe el eco de las corrientes artísticas y culturales a las que entonces se dio lugar.


JOSE VASCONCELOS

JOSE VASCONCELOS CALDERON




Por mi raza hablará el espíritu

Filósofo, abogado, escritor, político, historiador y educador, José Vasconcelos es una de las personalidades con mayor influencia en la conformación del México moderno.
Nació el 27 de febrero de 1882, en Oaxaca y falleció, en la ciudad de México, el 30 de junio de 1959.


Su infancia la vivió en la frontera, al grado que sus estudios iníciales los realizó en la comunidad fronteriza de Eagle Pass, Texas. Debido al trabajo del padre, la familia de Vasconcelos vivió en Piedras Negras, Campeche, Toluca y la Capital, donde ingresó a la Escuela Nacional Preparatoria y después a la Escuela de Jurisprudencia para concluir sus estudios como abogado.
A continuación, les ofrecemos una breve semblanza de la vida y obra de este ilustre mexicano. Biografía reducida y dividida en cuatro segmentos: el educador, el Político, el escritor y el filósofo.
El educador
Fundador del Ateneo de la Juventud, institución que presidió (1909-1912 ) y renombró bajo el denominativo de Ateneo de México, Vasconcelos inició su labor como educador que lo llevaría a ser Director de la Escuela Nacional Preparatoria (ENP) durante el régimen de Francisco I. Madero, Rector de la Universidad Nacional (1920-1921), Secretario de Educación Pública con Obregón (1921-1924), y Director de la Biblioteca Nacional (1941-1947).
En el Ateneo y bajo su administración edificó la Universidad Popular Mexicana (1912-1920), dependencia con la misión social de educar mediante conferencias, conciertos etcétera, a los adultos, pero principalmente a los obreros. A esta Universidad, Vasconcelos le impuso una mística educativa orientada hacia el pueblo, rasgo también latente en su rectoría en la Universidad Nacional.
Fue designado como Director de la ENP, en dos ocasiones; primero durante el gobierno de Madero, y después con Carranza, a quien por cierto, criticó severamente; apreciaciones que le valieron una orden de aprehensión y posterior exilio en EUA.
Vasconcelos regresó al país, fue nombrado Rector de la Universidad Nacional de México, conocida entonces como Departamento Universitario y de Bellas Artes, el 9 de junio de 1920. Durante su rectorado, organizó un programa editorial que comprendía sobre todo la divulgación de los autores clásicos hacia amplias capas de la sociedad, y se adoptó el escudo actual de nuestra universidad, de cuyo lema es el autor.
El lema que anima a la Universidad Nacional, Por mi raza hablará el espíritu, revela la vocación humanística con la que fue concebida. El autor de esta célebre frase, José Vasconcelos, asumió la rectoría en 1920, en una época en que las esperanzas de la Revolución aún estaban vivas, había una gran fe en la Patria y el ánimo redentor se extendía en el ambiente. Se "significa en este lema la convicción de que la raza nuestra elaborará una cultura de tendencias nuevas, de esencia espiritual y libérrima" , explicó el "Maestro de América" al presentar la propuesta. Más tarde, precisaría: "Imaginé así el escudo universitario que presenté al Consejo, toscamente y con una leyenda: Por mi raza hablará el espíritu, pretendiendo significar que despertábamos de una larga noche de opresión".
Durante su rectorado, José Vasconcelos dotó a la Universidad de su actual escudo en el cual el águila mexicana y el cóndor andino, cual ave bicéfala, protegen el despliegue del mapa de América Latina, desde la frontera norte de México hasta el Cabo de Hornos, plasmando la unificación de los iberoamericanos: "Nuestro continente nuevo y antiguo, predestinado a contener una raza quinta, la raza cósmica, en la cual se fundirán las dispersas y se consumará la unidad".
El político
La figura de Vasconcelos es recordada por su profunda influencia en el México moderno. Su participación en la vida política del país, coincide con momentos históricos fundamentales en la conformación de nuestra identidad nacional.
Y ya de cepa la ideología de Don José, estaba predeterminada. Los abuelos maternos, distinguidos liberales oaxaqueños, dieron refugio a Porfirio Díaz en 1857, en la comunidad de Tlaxiaco, detalle que después sería cuestionado en el imaginario del joven Vasconcelos ante la dictadura porfirista.
Abogado exitoso, Vasconcelos trabajó en su juventud, representando a compañías norteamericanas, hasta que iniciado el proceso revolucionario fundó junto con Gustavo y Francisco I. Madero, Filomeno Mata, Roque Estrada, Félix Palaviccini, Luis Cabrera, entre otros; el Centro Antirreeleccionista, en 1909, bajo el lema "Sufragio efectivo no reelección" expresión que se presume de su autoría y que sería pilar en la lucha contra el régimen de Díaz.
Por aquella época, editó al lado de Palaviccini, el periódico El antirreeleccionista, por diversos artículos ahí publicados fue presa de persecuciones, las cuales motivaron su primer exilio; estableciéndose en Nueva York, donde fungió como agente confidencial de Madero en Washington hasta la caída de Porfirio Díaz.
Después del derrocamiento de Don Porfirio, regresó a México y se convirtió en el intelectual del maderismo, defendiéndolo a través de la prensa. Con el paso de la Historia, los revolucionarios proclives a Madero, fueron sustituidos por huertistas, villistas, carrancistas, zapatistas, etcétera.
Con Carranza, Vasconcelos también trabajó como agente confidencial, esta vez ante gobiernos europeos, como el francés y el inglés, pero de regreso en México y ante algunas críticas que vertió sobre el proceder de Venustiano Carranza, éste último ordenó orden de arresto contra él, lo que redundó en un nuevo exilio.
En 1920 ofreció su respaldo al Plan de Agua Prieta, aunque "Vasconcelos jamás apoyó a Victoriano Huerta; pero sus ataques resultaron blandos y casi amistosos en comparación con los que lanzaría contra Carranza, Calles, Cárdenas". (Blanco, José Joaquín. Se llamaba Vasconcelos. FCE. México. 1996. pp. 61) Ese mismo año, Huerta lo nombró Jefe del Departamento Universitario y de Bellas Artes.
Después de su renuncia a la Secretaría de Educación, en 1924, Vasconcelos fue candidato al gobierno del Estado de Oaxaca, perdió y se volvió a alejar del país. Regresó en 1928 y en 1929 fue postulado a la Presidencia de la República por el Partido Nacional Antireeleccionista. Ganó la simpatía popular; sobresaliendo el apoyo estudiantil, sin embargo, el triunfo fue para el candidato oficial Pascual Ortiz Rubio, en una de las primeras sombras de fraude electoral documentadas en México. En diciembre de ese año, José Vasconcelos proclamó en Sonora el Plan de Guaymas, que le valió la cárcel. Tras recuperar la libertad, volvió a exiliarse en tierras europeas.
El escritor
Escritor y, como tal, de la estirpe de los recios, sólidos y cabales, fue este hombre extraordinario, del aviso de muchos mexicanos, entre éstos tanto los letrados como los semi-cultos y los que, deseosos siempre de saber, se acercan, ingenuos y sencillos, a los que les pueden enseñar algo. Un escritor, un artista, un político, si son buenos, su bondad es manifiesta, por tanto atractiva, de lo que se sigue que su obra nos rinde a todos. Y es que la bondad es necesariamente comunicativa y encuentra siempre un eco en el interior de cada quien.
Resuena en el alma, justamente para hacerlo nuestro, lo que los hombres señalados difunden en la sociedad y nos toca la fibra sensible, tensa naturalmente y en acto, por el mismo caso, de vibrar al unísono de ese escritor, de ese artista y de ese político. Vasconcelos pensador, de penetración objetiva, dado, por el consiguiente, al desmenuzamiento de las cosas, de los acontecimientos, de las situaciones, y de penetración subjetiva, a un tiempo, movido a dilucidar las implicaciones y complicaciones de su propia conciencia, interesa a toda clase de lectores, los cuales, por otra parte, van a él seducidos, como precipitados y despeñados en llegar al fondo de lo humano suyo, en el que encontramos lo humano nuestro.
Fue filósofo Vasconcelos. Todo lo vio bajo el signo de lo bello. Lo perseguía hasta no dar con él en cada uno de los seres. El hombre, concretamente el mexicano, tenía que ser bello, que conformarse con el modelo eterno de una armonía divina que, despiertos a las inquietudes trascendentes, no podíamos menos que oír. Su filosofía nos abre la puerta de ese aposento donde vamos a disfrutar de la vecindad con Dios.
Escritor político y ciudadano de avisada y sesuda ciudadanía, nos hizo ver a los mexicanos lo que es, lo que debe ser México. Su Ulises criollo, obra maestra, y suponiendo que México dejara de ser, ella sola quedaría como el testimonio fehaciente, imperecedero, además, de las fallas, de los aciertos que registra la historia, de la voluntad que, en los mejores de nosotros, ha pretendido la duración y la sobrevivencia, por tanto la nobleza de lo humano mexicano.
Hace gala en todo lo que escribió de una verba convincente. Su frase es de garra y estruja, aprieta y, por otra parte, va derecho a la inteligencia o al corazón. No, no deja indiferente a nadie, y nadie como él ha sido capaz, por la sola fuerza de la palabra, de crear una mentalidad nacional. Díganlo, si no, los jóvenes de los años veintes y, muy especialmente, los que lo acompañaron en el 29, cuando con el callismo, ampliado, según él, por Mr. Morrow, el embajador de los Estados Unidos, y con la guerra cristera y con el desánimo de muchos, muy a pesar de lo cual fue un agitador intelectual.
Fue áspero, ciertamente, cuando fustigaba a los pillos. Su reprensión fue rigurosa y, valeroso, siempre de gran osadía, nunca tuvo, tal reza la expresión popular, pelos en la lengua. Fue el creador de una universidad, a la que le dio el lema de "Por mi Raza Hablará el Espíritu", y la cual, con el mote agregado después de "autónoma", tuvo él como sierva, precisamente porque la universidad "autónoma" se vanagloria de su autonomía.
Vasconcelos, dígase lo que se quiera en contrario, pese a sus deturpadores, a los que lo desprecian, combaten o niegan, por tanto, es un espejo en que los mexicanos conocemos y reconocemos los rasgos de nuestra propia faz. Su familia, en una época trashumante, lo que le valió tener tratos con porciones variadas de nuestra población; su madre, mujer sencilla, constante, con constancia grande, en sus deberes hogareños; su vida de estudiante, sus inquietudes intelectuales no satisfechas, gracias a la insuficiencia de sus maestros; la vaciedad de algunos de sus compañeros; la opresión del ambiente político, todo concurrió en él a tener una clara conciencia de lo que es el hombre y, por lo pronto, el hombre mexicano.
Carranza, y lo hace ver Vasconcelos en sus memorias, empezadas justamente en el Ulises criollo, copió a los Estados Unidos, rodeado como estaba de pastores protestantes, y suprimió la Secretaría de Instrucción Pública. La escuela tenía que ser, según esto, cosa de la exclusiva incumbencia de los ayuntamientos. Y Vasconcelos creó la Secretaría de Educación y con ella movió a la inteligencia de México, a los hombres de buena voluntad, a los niños, a los jóvenes y a los adultos deseosos de aprender. Sus misiones culturales, llegadas a todos los rincones de la patria, sus artes populares, sus teatros al aire libre, la exaltación y depuración de lo indígena, todo fue una fiesta del espíritu y, de resultas de esto, una afirmación de lo auténtico mexicano. Fue ejemplar, cosa tenida por muchos como extravagante, en todo caso como inútil y, por otra parte, costosa, la edición de los clásicos de la antigüedad: La Odisea y La Ilíada, entre otros, pero cosa que en su intención, y estaba en lo cierto, le daba al pueblo el conocimiento de sus orígenes culturales. Porque, queramos o no, somos occidentales, lo que le debemos a la presencia de España en las entretelas de nuestra sustancia. Vasconcelos es grande como escritor, grande como político, grande como hombre que hizo historia. Por lo uno y por lo otro será nuestro constante y obligado compañero y guía.


EL MEXICO POSREVOLUCIONARIO

LA COLONIA

LA COLONIA

El Virreinato de Nueva España fue una entidad territorial, integrante de Castilla y luego de España en América. Fue creado tras la conquista de los pueblos indígenas que ocupaban el territorio correspondiente de Meso- y Norteamérica. La empresa de la Conquista inició en 1519 y propiamente no concluyó, pues el territorio de Nueva España siguió creciendo hacia el norte a costa de los territorios de los pueblos indígenas del desierto, algunos de los cuales nunca fueron sometidos por los españoles. La Conquista de Nueva España tuvo uno de sus hitos más importantes con la derrota de México-Tenochtitlan por parte de las tropas de Hernán Cortés en 1521. El Virreinato de Nueva España fue establecido oficialmente el 8 de marzo de 1535. Su primer virrey fue Antonio de Mendoza y Pacheco y la capital del virreinato fue la Ciudad de México establecida sobre la antigua Tenochtitlan.
El virreinato de Nueva España llegó a abarcar los territorios de España en Norteamérica, Centroamérica, Asia y Oceanía. La organización del territorio se originó a partir de las encomiendas, que eran otorgadas preferentemente a aquellos conquistadores que participaron en la conquista de México, y por ello los encomenderos tenían el poder absoluto y se encargaban de organizar el trabajo de sus habitantes en sus respectivas demarcaciones. Los recursos minerales hallados bajo el suelo de la Nueva España, con importantes centros mineros como Guanajuato, San Luis Potosí e Hidalgo, constituyeron una de la más grandes fuentes de riqueza para la corona, utilizadas en Europa para financiar gastos de Estado, costes de guerras o para acuñar moneda circulante. El virreinato también fue uno de los principales puntos de occidentalización en América.
Las principales actividades económicas del virreinato fueron la minería, la agricultura (maíz, cacao y otros productos originarios de la antigua Mesoamérica), la ganadería (introducida por los europeos, quienes trajeron la mayor parte de los animales criados) y el comercio (limitado únicamente a las posesiones españoles, acto de mercantilismo). Otro elemento importante en el desarrollo de la Nueva España fue el papel jugado por la Iglesia católica, que logró un gran poder al adquirir grandes propiedades y monopolizar la educación, los servicios de salud y otras áreas de la administración pública. Su principal instrumento para vigilar la observancia de la fe era la Inquisición española, oficialmente el Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición, instituido en 1571.
Carlos III de España, introdujo reformas en la organización del virreinato en 1786, conocidas como reformas borbónicas en la Nueva España, en las que creaba las intendencias, que permitieron limitar, en cierta forma, las atribuciones del virrey.
Desde principios del siglo XIX, el virreinato cayó en crisis, agravada por la Guerra de la independencia española, y su consecuencia directa en el virreinato, la crisis política de 1808, que acabó con el gobierno de José de Iturrigaray y más adelante dio pie a la Conjura de Valladolid, y la conspiración de Querétaro. Esta última, fue el antecedente directo de la guerra de independencia mexicana, la que, al concluir en 1821, desintegró el virreinato y generó el Imperio Mexicano a la coronación de Agustín de Iturbide.
El gobierno colonial
Las instituciones y personas que gobernaron a la Nueva España durante la colonia  fueron las siguientes, en orden de importancia:
El rey. A lo largo de toda la historia colonial el rey de España fue la autoridad suprema. En la época de la conquista de México el monarca en quien recayó la responsabilidad efectiva del gobierno fue el emperador Carlos I de España y V de Alemania. Su política fue fundamentalmente absolutista, es decir, concentrando en la corona poder absoluto, de manera que la voluntad real no tenía límites legales y constituía la ley suprema. Los reyes gobernaron, pues, a México desde España basándose en los informes que recibían, interviniendo personalmente en raras ocasiones ya que delegaron la autoridad en instituciones que actuaban en su nombre. Jamás un rey de España visitó México ni ninguna otra de las colonias españolas en América
El Real y Supremo Consejo de las Indias. Fue la autoridad subordinada de más alta categoría creada por el rey para gobernar las colonias en América, con un grupo de ministros nombrados por él. Las funciones del Consejo de Indias abarcaban toda clase de asuntos, incluso los relativos al aspecto administrativo y financiero de la Iglesia en las colonias. Las decisiones, sentencias, leyes y acuerdos del Consejo representaban de la manera más directa la voluntad real, y como el rey, el Consejo gobernaba desde España, donde tenía su asiento. La autoridad del Consejo era, pues, enorme y comprendía, para decir en términos actuales, la correspondiente a los poderes legislativo, ejecutivo y judicial.
La Audiencia. Durante La Conquista y su consolidación fue Hernán  Cortés quien gobernó en la Nueva España, sin embargo muy pronto el rey lo privó de su autoridad al establecer un órgano gubernamental superior que se llamó la Audiencia de México. Este órgano, como el Consejo de Indias, estaba integrado por varios magistrados llamados oidores, fungiendo uno de ellos como presidente de la Audiencia. En términos generales, las funciones de este órgano eran una mezcla de poderes, porque no sólo gobernaba en lo político y en lo administrativo, sino que también era un tribunal superior en asuntos civiles y criminales.
En la Nueva España hubo Audiencia antes de la creación del cargo de virrey, y en ese tiempo fue la autoridad más alta de la colonia, aunque, desde entonces, su poder no incluía asuntos militares, ya que estos correspondían al Capitán General (ejercido en un principio por Hernán Cortés) ni asuntos relativos a la hacienda y los impuestos, que estaban al cuidado de funcionarios llamados oficiales reales. El gobierno de la primera Audiencia fue desastroso por los terribles abusos que cometieron los oidores, al grado de que estuvieron a punto de provocar una rebelión. La segunda Audiencia, en cambio, fue ejemplar, de ella formó parte don Vasco de Quiroga que después fue obispo de Michoacán y un gran benefactor de los indios de esa región.
Además de la Audiencia de México existió la que se llamó Audiencia de la Nueva Galicia, o sea la de Jalisco. Residía en la ciudad de Guadalajara y era subordinada de la Audiencia de México. Ambas se mantuvieron a lo largo de toda la historia colonial.
El virrey y otros funcionarios. La pésima administración y desmanes de la primera Audiencia, entre otros factores, mostró la necesidad de que residiera en México un funcionario que representara en la colonia a la persona del monarca. El título que se le dio a ese funcionario fue el de virrey, palabra que, precisamente, quiere decir el que está en lugar del rey. Los poderes y facultades del virrey fueron muy amplios. En él se depositó toda la acción gubernamental y administrativa de la colonia que se había concedido a la Audiencia, y ésta quedó a ese respecto como un órgano que auxiliaba al virrey, puesto que éste era el presidente titular de la Audiencia. Sólo en los casos en que faltaba el virrey por muerte u otra circunstancia, la Audiencia recobraba provisionalmente su poder mientras el nuevo virrey tomaba las riendas del gobierno. El poder de la Audiencia como tribunal de justicia quedó intacto, porque en esos asuntos el virrey no tenía facultades. El virrey, además, ostentaba el cargo de capitán general y era el jefe supremo en asuntos militares. En una palabra, el virrey fue la autoridad local suprema y su poder subsistió durante todos los años de la historia colonial. Del virrey dependían una multitud de empleados y autoridades subalternas por medio de las cuales gobernaba el enorme territorio bajo su mando. De esas autoridades las más importantes fueron los alcaldes mayores y los corregidores, que residían en las principales ciudades de provincia. En la época final de la colonia, las extensas regiones del norte del virreinato fueron sujetas a gobiernos especiales llamados Comandancias de las Provincias Internas, y además todo el territorio de la colonia fue dividido en porciones que se conocían con el nombre de Intendencias. Los funcionarios que gobernaban las nuevas entidades le restaron poder a los virreyes, aunque éste fuera de todos modos el jefe supremo.
Visitadores. Eran enviados del rey, investidos de gran autoridad y su labor era la de inspeccionar y revisar la conducta de las autoridades, virrey incluido, y de imponer suspensiones y penas. Generalmente los visitadores eran enviados cuando ocurrían alborotos graves que alteraban la tranquilidad y el orden públicos, cuando había sospecha de malos manejos financieros, o cuando estaba en peligro la fidelidad de la colonia al rey, como en el sonado caso de la llamada "Conjuración del marqués del Valle" que fue el intento del hijo de Hernán Cortés y de un grupo de encomenderos ricos de separar la Nueva España para convertirla en un reino independiente o cuando José de Gálvez, villano visitador se encargó de la expulsión de los jesuitas.
Juicio de residencia. Más que una institución era una instancia y consistía en una investigación pública acerca del modo en que un empleado o un funcionario había desempeñado su cargo, particularmente acerca del manejo de la hacienda. En casos importantes, como eran los relativos al gobierno y honradez de los virreyes, la investigación la llevaba a cabo un juez especial enviado desde España. El juicio se llamaba de residencia, porque se llevaba a cabo en el lugar en que había residido el funcionarío enjuiciado y porque no se podía ausentar de él sin dejar un apoderado que respondiera a los cargos.
Ayuntamientos. A las ciudades y pueblos se les reconocía personalidad como entidades independientes en todo lo relativo a sus intereses particulares. Para la representación legal y administración de esos intereses las ciudades o pueblos tenían unos funcionarios y empleados que, reunidos en un cuerpo de gobierno, tomaban el nombre de ayuntamiento, porque esta palabra significa, precisamente junta o reunión de personas. A los ayuntamientos, pues correspondía resolver, reglamentar y ejecutar todo lo concerniente a la vida de la ciudad y a su desarrollo físico. Es imposible enumerar la multitud y gran variedad de asuntos que caían bajo el gobierno del ayuntamiento, pero para dar una idea de ello pueden decirse que, en términos generales, eran los que hoy corresponden a los gobernadores actuales.
Puesto que la ciudad de México era la mayor y principal de todas las ciudades de la Nueva España, su ayuntamiento también gozó de igual preeminencia. Pero a este respecto es muy necesario subrayar el otro motivo de su importancia en la vida de la colonia. En efecto, como el ayuntamiento era una autoridad que no procedía directamente del rey, sino que era de origen local y representativa de los colonos, inevitablemente se convirtió en el órgano defensa de los intereses de aquéllos en la creciente pugna con los intereses cada vez más absorbentes de la corona. Y fue así que, encabezando a los ayuntamientos de las otras ciudades, el de México adquirió una fuerza política y social a cuyo amparo se incubaron los anhelos de libertad y de independencia.
Evangelización, Real Patronato e Iglesia
La evangelización fue otro de los grandes acontecimientos del siglo XVI . Se inició con la llegada del clero regular, de cuyos pasos quedaron huellas en diversas regiones de nuestro país. Los primeros misioneros fueron los franciscanos, luego llegaron los dominicos, los agustinos, los jesuitas y más tarde otras corporaciones llamadas congregaciones menores. La fundación de pueblos y misiones trajo consigo el surgimiento de escuelas, monasterios, parroquias, etc.
La capacidad racional de los indígenas y el derecho para recibir los sacramentos, tener libertad e instrucción fueron reconocidos por la bula Sublimis Deus, expedida en 1537 por el papa Paulo III.
En el siglo XVI se estableció también el clero secular, integrado por obispos, presbíteros o curas, fiscales o alcaldes de doctrina y doctrineros; el primer arzobispo de la Nueva España fue fray Juan de Zumárraga ( 1546 ). Su autoridad superó a la del clero regular.
Entre otras instancias, su injerencia se observa en los tribunales del Santo Oficio. Los primeros representantes de la Inquisición llegaron en 1527. Su labor principal era perseguir y procesar a quienes ponían en peligro a la fe ( judaizantes, musulmanes, infieles y herejes ) y, de acuerdo con la cédula real de 1569, se estableció en las Indias a partir de 1571.
Durante la Colonia y a partir de los reyes católicos, el absolutismo implicó la unidad territorial, política y religiosa en sus dominios. Esta unión debía manifestar el predominio monárquico sobre cualquier institución y, en el caso de la Iglesia, se logró mediante el Real Patronato, es decir, en el reconocimiento o legitimidad que los Papas ( 1493-1508 ) habían concedido al poder temporal de los reyes . El Patronato Real hizo de la Iglesia otra rama del gobierno.