lunes, 22 de agosto de 2011

EL DESARROLLO ESTABILIZADOR. 1954-1970

Manuel Avila Camacho (1940-1946)
Su gobierno se inicia en un ambiente de malestar provocado por la implantación del la educación socialista, y por la impugnación de las elecciones, calificadas por algunos de fraudulentas. En el ámbito internacional ya se había iniciado la Segunda Guerra Mundial, que en ese año ya prometía ser lo que sería después. En esa coyuntura, la política de unidad nacional aplicada por él era la única factible para conciliar el país.
A pesar del retroceso que significó para los antiguos revolucionarios el gobierno de Avila Camacho, éste hizo obras en beneficio de las mayorías populares; entre ellas, la creación del Seguro Social Mexicano (1943), que provocó fuerte oposición por los grupos patronales. Formado con aportaciones estatales, patronales y de los trabajadores, el Seguro Social ha sido y es una de las instituciones claves para asegurar las condiciones de vida de los trabajadores del país.
Para poner fin a las pugnas intergremiales fundó el Consejo Nacional Obrero y fueron importantes para la protección de los trabajadores la creación de la Nacional Reguladora y Distribuidora, encargada de abastecer a la población con productos de primera necesidad, así como, la congelación de las rentas de casas.
Introdujo medidas para abatir el costo de la vida; control de precios de los artículos básicos y salarios de emergencia.
Durante su gobierno, y a resultas de una nueva legislación agraria, se amplió la extensión de la Parcela Ejidal hasta 6 hectáreas y se prosiguió con el reparto agrario (6 millones de hectáreas). Fueron beneficiadas más de 683,000 hectáreas con obras de irrigación, suma considerable que triplicó la realizada en este rubro durante los años de 1926-1940.
Promulgó una nueva Ley Electoral (1945) que reguló la existencia de los partidos políticos, creó un Consejo del Padrón Electoral y una Comisión de Vigilancia y estableció los requisitos para el registro de los partidos. En materia internacional declaró la guerra a los países del Eje, ligando la suerte del país a las democracias. Toda su política fue de marcada nota civilista.
El presidente Avila Camacho consiguió también logros en el ramo de la educación, muy en especial cuando el escritor Jaime Torres Bodet asumió la titularidad de la Secretaría de Educación Pública (1943-1946). Se desplegó una amplia campaña en contra del analfabetismo (50% de la población) con signos de tarea nacional. Fueron obra de su mandato la creación del Instituto de Cardiología, el Observatorio Astrofísico de Tonanzintla y El Colegio Nacional, institución dedicada a la divulgación del saber científico y humanístico, que quedó en manos de los hombres más destacados de México en ciencia, filosofía, letras y artes.
La tarea para reformar la educación no fue fácil por cuanto el sistema educativo había entrado en crisis desde 1941 por el conflicto que se dio en torno al sentido y alcance de la educación socialista. Separados de la titularidad de la Secretaría de Educación Luis Sánchez Portón y Octavio Véjar Vázquez, en 1944 asume el cargo el escritor Jaime Torres Bodet, antiguo miembro del destacado grupo de escritores conocido como "Los Contemporáneos", quien propuso una política de "educación para la paz, para la democracia y para la justicia social". Gradualmente se llegó al final de su gestión a la reforma del Artículo 3° Constitucional, que puso fin a la educación socialista (diciembre de 1946).
Durante el Gobierno de Manuel Avila Camacho se concedió un nuevo matiz a la Revolución, inclinándose hacia el civilismo. Suprimió el sector militar del Parido de la Revolución Mexicana, partido que desde 1946 se identificó como Partido Revolucionario Institucional (PRI), y que promovió la designación como candidato a la Presidencia al abogado Miguel Alemán. Con Avila Camacho se inicia el proceso de modernización económica de México, luego de la fase de institucionalización de la Revolución.
Inició su gobierno con un programa de industrialización, cuya nota fue una franca apertura al capitalismo internacional. Con él cambia el rumbo respecto a la Revolución, se da una ruptura con los gobiernos anteriores. Estos cambios de estrategia se engloban en lo que el político Antonio Carrillo Flores definió como la "Teoría del péndulo", que la practicarán todos los gobiernos posrevolucionarios, pero sin modificar el edificio político, social y económico creado por Lázaro Cárdenas. Conviene subrayarlo porque perduró, con sus diversas crisis, hasta los años 80 y contribuyó a la creación de la burguesía nacional y las clases medias, a la integración nacional y cultural de México.
En lo económico, se tradujo en un modelo de desarrollo de sustitución de importaciones y en lo político, en un fuerte presidencialismo, apoyado por un partido único identificado con el Estado paternalista, erigido en garante y responsable de la vida de la nación.
El modelo funcionó mientras existió un equilibrio entre la política y la economía. El estado intervino, de manera activa, con grandes inversiones en las áreas de la economía. Creó un mercado interno, protegido con facilidades fiscales y crediticias a la industria nacional; a su vez desarrolló una avanzada política de seguridad social (salud, educación, legislación laboral) y puso en práctica un sistema de subsidios de corte popular para favorecer a las sectores más desprotegidos.
Alemán fue el primer presidente mexicano en hacer una visita oficial a Washington. También recibió en México al presidente estadounidense Harry S. Truman.
Ver video sobre los presidentes de México del periodo posrevolucionario (1929 a 1952).
Archivo Toscano México. Imágenes propiedad de la Fundación Carmen Toscano I.A.P (Sólo CD)
El modelo del régimen de Miguel Alemán siguió funcionando con Adolfo Ruiz Cortines y sobre todo con Adolfo López Mateos (1958 - 1964). Con el primero, aun devaluado el peso, el crecimiento industrial tuvo una tasa promedio de 8%. Con López Mateos los avances fueron significativos, como en el ritmo de crecimiento económico, que mantuvo el Producto Interno Bruto (PIB) al 7% anual.
Fue un gobierno discreto, que no hizo programas ni obras espectaculares, salvo en el terreno de la irrigación donde destaca la Presa Falcón sobre el Río Bravo, un producto internacional entre México y Estados Unidos que favoreció a los dos países (1953). En general se destacó por la austeridad política, de algún modo compensatoria respecto del régimen de Miguel Alemán, que le heredó una grave inflación e impugnaciones acerca de la posible deshonestidad de ciertos sectores del gobierno. El primer mal lo solucionó devaluando el peso, que pasó de 8.50 a 12.50; y el segundo, imponiendo moralidad a su mandato. Así, por ejemplo, fue el primer presidente en hacer su declaración de bienes al inicio de su gestión presidencial.
Expropió los latifundios extranjeros de Cananea (Sonora) y otros más de Coahuila y Chihuahua. Puso en práctica un Programa de Progreso Marítimo ("Marcha al mar"), con el mejoramiento de 70 puertos. Fomentó fuentes de trabajo y consiguió un aumento de la producción industrial de un promedio anual de 8%.
Duplicó durante su administración la red de camiones federales y estatales y se instalaron nuevas refinerías. No obstante los buenos resultados de la política económica, creció la emigración de trabajadores mexicanos a Estados Unidos. Por otra parte, fue importante la labor desarrollada en el Distrito Federal por Ernesto P. Uruchurtu, Jefe del Departamento de 1952 a 1958.
En el orden político, concedió el voto a la mujer (1953). Su labor educativa fue limitada y sus esfuerzos se dirigieron hacia los estados, donde trató de reactivar las Misiones Culturales y crear Centros Tecnológicos Regionales. A pesar de las campañas de alfabetización, emprendidas por Jaime Torres Bodet en 1944, no se había logrado abatir el analfabetismo, que representó todavía un 42%.
En el período de Ruiz Cortines se suscitan importantes movimientos gremiales y sociales (electricistas, telefonistas, telegrafistas y maestros).  
Adolfo López Mateos (1958-1964)
Los avances del gobierno de López Mateos fueron muy significativos. Nacionalizó los recursos eléctricos y amplió la legislación obrera con la puesta en funcionamiento de la participación de los trabajadores en las utilidades (ganancias) de las empresas, como parte del artículo 123 de la Constitución. Extendió los beneficios del Seguro Social a las fuerzas armadas y a los cañeros y redujo considerablemente el saldo de la balanza comercial. El crecimiento del PIB (Producto Interno Bruto) fue, en promedio anual, del 7%.
López Mateos dio importancia prioritaria a la educación que había entrado en crisis en el sexenio anterior. Redactó un Plan de once años para planear el rubro de acuerdo con las necesidades y características de la población en constante crecimiento. Se construyeron durante su administración 23,284 nuevas aulas y creó la Comisión Nacional de los Libros de Texto Gratuitos (1959).
Para castellanizar a la población escolar indígena entró en funcionamiento el servicio de promotores culturales, se puso en marcha el reparto de desayunos escolares mediante la creación del Instituto Nacional de Protección a la Infancia (1961), y se extendió muy especialmente la educación a los sectores rurales, enfocada hacia el trabajo práctico. Se crearon el Centro de Capacitación para el Trabajo Rural y el Consejo Nacional de Fomento de los Recursos Humanos para la Industria. Se fomentó el desarrollo de universidades en los estados y en la capital, y la construcción de museos, como el Nacional de Antropología, que recapitulaban las principales etapas históricas de México.
La labor desplegada por Jaime Torres Bodet, como secretario de la Secretaría de Educación Pública, se tradujo en un descenso del analfabetismo hasta llegar al 28.91% respecto de la población total del país; cifra de abatimiento aparentemente modesta, pero considerable si se la compara, por ejemplo, con la que privaba en 1950: 43.48%.
Puso énfasis en la administración pública, en la relación entre el gobierno y las empresas descentralizadas, en el control de los contratos de obras públicas. La Compañía Nacional de Subsistencias Populares (CONASUPO) se transformó en un organismo público descentralizado. Promulgó la Ley General de Bienes Nacionales y por primera vez en la historia los ingresos y gastos de las principales empresas estatales y descentralizadas fueron incluidas en el presupuesto de Egresos de la Federación. Modificó el Impuesto sobre la Renta para gravar los ingresos globales de las personas físicas y morales. Impulsó los sectores agropecuario (aumentó el valor de las cosechas, sobre todo de trigos enanos) e industrial (eléctrica y minería).

Para crear fuentes de empleos, se autorizó la libre adquisición de maquinaria y materias primas, indispensables para la exportación de los artículos fabricados. En los años 1965-1970, el 75% de la inversión federal se destinó a la industrialización e infraestructura económica; el 23,5% al bienestar social y el 1.5% a defensa y administración. La tasa media de incremento anual del PIB fue de 7%. Díaz Ordaz estableció por primera vez los salarios mínimos profesionales.
Díaz Ordaz dio vigencia también a una nueva legislación laboral: La Ley Federal del Trabajo. En el rubro de la educación su labor se vio disminuida por el explosivo crecimiento demográfico, Así y todo al final de su gobierno existían 21,400 centros de alfabetización y 1,163 teleaulas, novedad de su régimen. Su gobierno se vio perturbado por la huelga de los médicos residentes del Hospital "20 de Noviembre" (1964), por demandas de tipo económico. El movimiento fue apoyado por 66 instituciones de salud de la capital y por los estudiantes de medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México y el Instituto Politécnico Nacional.
En 1968, a raíz de otros hechos, surgirían conflictos estudiantiles previos a la realización de las Olimpiadas que ese año se organizarían con gran éxito en el país. Coincidente con lo que ocurría en otros lugares del mundo, se generó un movimiento universitario que, no sin un costo significativo en represión, marcó las pautas para un cambio gradual, de serias repercusiones políticas para el Gobierno, que iniciaría un cambio en las relaciones que desde los años 70 se ha observado entre el Estado y la sociedad mexicanos.



Desde un punto de vista cultural, se abriría entonces otra etapa para el país, especialmente para los jóvenes de la propia generación del 68, pero también para los de las siguientes generaciones. Apertura ideológica –a menudo en conflicto con la autoridad presidencial-, interés crítico, creatividad, proliferaron muy marcadamente durante los años siguientes y todavía hoy se percibe el eco de las corrientes artísticas y culturales a las que entonces se dio lugar.


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